Con motivo del Día de las
Personas con Discapacidad
A veces es el silencio,
o el volumen más bajo.
A veces es la mirada,
los ojos que no ven,
o con la vista reducida.
A veces es la mente,
disparatada, errática,
poco o mucho,
pero sin quererlo.
A veces es el cuerpo,
que no responde,
o no responde bien,
o está enfermo,
y no es posible caminar,
o mover las manos,
o ninguno de los dos,
o sólo es posible con ayuda,
o no permite hablar,
o no deja explicar con claridad.
A veces es el todo,
la persona diferente,
otro modo de sentir el mundo,
otra manera de ser, pensar y vivir.
A veces es la edad,
que mina facultades,
que trae olvidos,
que debilita las fuerzas,
que reduce posibilidades.
A veces son los demás,
que ponen barreras,
que no lo entienden,
que son indiferentes,
que no se ponen en la piel,
que no son solidarios,
que sólo ven las limitaciones,
y olvidan las capacidades,
y no reconocen derechos,
ni dan oportunidades.
No se dan cuenta,
de que el alma es idéntica,
de que todos soñamos,
amamos, sufrimos,
que todos necesitamos,
ser y sentirnos iguales,
aunque seamos distintos.
No se dan cuenta,
de que el alma es idéntica,
que todos soñamos,
vivir sin barreras,
romperlas y volar,
si no es con el cuerpo,
o no con la mente,
o no con los ojos,
o no con los oídos,
volar con el alma.
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