Melanconía, qué extraña eres

Hace tiempo que no escribo aquí, que no puedo, que no sé si debo. Para qué hablar... si no es en positivo. Para qué citar a la tristeza y a la melanconía, si bastantes problemas tenéis. Con el desempleo que no cesa, las dificultades económicas, los desahucios, la pobreza, los recortes... Pero ya ha transcurrido mucho tiempo, sí. Y la vida no pasa en balde. 

No, se mueve a veces como mar en calma y otras, con la bravura más inesperada. O las dos cosas al mismo tiempo, sí. De pronto puedes estar viviendo un momento en que lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, la diversión y la decepción... se mezclan y te desconciertan de tal manera que pierdes un poco el norte. Ya no sabes nada. Estás perdid@... Y te cubre por completo la melanconía, ese extraño sentimiento que se mete por dentro y te cala hasta lo más hondo. Y lo mismo te hace reír que llorar. En un momento estás feliz y al siguiente, te ahoga la tristeza. 



Qué extraña eres, melanconía. No eres depresión, que ella sería palabras mayores. Pero tampoco eres felicidad, o al menos tranquilidad, equilibrio. Eres como una ola que sube y baja por dentro y no nos dejas saber cuándo ascenderás por las nubes o cuándo nos harás caer por los suelos... Otras veces eres como un viento suave, pero frío, melancónico.

Miras el mundo y no lo entiendes. ¿Por qué tanta miseria, tanto violencia, tanto egoísmo...? Miras a las personas y no las entiendes tampoco: por qué no despiertan, por qué no rompen las cadenas, por qué no sueñan y gritan la verdad, lo que piensan, lo que sienten... y se dejan de tonterías e hipocresías.

Te miras a ti misma y tampoco te entiendes, por qué ahora sí, ahora no; por qué ahora bien y luego mal; por qué cada vez cuesta más encontrar ilusión y sueños posibles; por qué, por qué... Por qué le das vueltas a tantas cosas en vez de quedarme quieta y tratar de vivir tranquila... No puedes.

Por qué este mundo no permite vivir con pasión sin poner barreras a cada paso. O igual te las pones tú mismo. Yo misma. No sé. Melanconía, qué extraña eres, no me dejas pensar con claridad, me mareas, me haces girar como una peonza una y otra vez.




¿Cómo te hago salir de mi y marcharte...? O quizá sólo es una época, un momento de dudas, una acumulación de cansancios que se irán diluyendo, una suma de sorpresas y decepciones que cuesta digerir, problemas cotidianos que cansan ya por repetitivos, un darle vueltas que no lleva a ninguna parte...

Una persona querida que ya se fue de este mundo y a quien echas de menos aunque sabes que estará, como él decía, dando volteretas por el cielo. 

Otras que están lejos y a quienes también añoras, por mucho tiempo que corra... Y otras que pasan por tu vida de pronto y también desaparecen y quizá deba ser así pero te cuesta entenderlo...

Vete ya, melanconía, déjame que sueñe en positivo.






La cooperación, en peligro de muerte

No puede dejar de preocuparme la insistencia por parte del Gobierno de Navarra en mantener la mísera partida de 4,1 millones de euros para la Cooperación Internacional al Desarrollo con los países del Sur en los Presupuestos (prorrogados) de la Comunidad foral para 2014, después, además, de haber destinado apenas 5 millones de euros en 2013, y además con un "recorte" brutal del 80% en los últimos cinco años. 

La cooperación navarra, que ha sido ejemplo en toda España durante muchos años, con más de 20 años de experiencia y el tremendo esfuerzo también de cientos de ONGD, cooperantes, voluntarios, misioneros... para luchar contra el hambre, la desnutrición, las enfermedades, la falta de acceso a la educación, el empoderamiento de la mujer y de las comunidades indígenas, y un largo etcétera en cientos de países empobrecidos de los cinco contienentes... está en peligro de muerte. Y de muerte sin resurrección.



De hecho, los recortes actuales ya han afectado a millones de personas, que se han visto abandonadas a su suerte. Como aquí hay crisis, ¿allá ellos...? No puedo evitar sentir una profunda vergüenza ajena ante semejante barbaridad y pienso en los miles de niños que estarán muriendo, en las miles de mujeres que quedarán mutiladas para siempre y en los millones de seres que han quedado sin futuro alguno.

En una reciente encuesta el 90% de los navarros afirmaba que piensa mantener su colaboración con las ONGD. Un motivo más de vergüenza para el Gobierno de Navarra, que no parece escuchar la voz de sus ciudadanos. Por supuesto, ni ha preguntado. No nos ha preguntado si queremos recortar en cooperación... o en otras cosas. Ésta es la falsa democracia en que vivimos; tan sólo somos considerados verdaderos ciudadanos cuando llega la hora de votar en las urnas.

Claro que seguramente no interesa para nada preguntar a la gente, porque no iba a gustar la respuesta. Evidentemente. El último Eurobarómetro mostraba claramente que los ciudadanos europeos, incluidos los españoles, estaban por el mantenimiento de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Pero ni el Gobierno español ni los de muchas CC AA, incluida la nuestra, se muestran siquiera aludidos.

No contentos con todo ello, para justificar lo injustificable se recurre al discurso del "pobre contra el pobre", alegando que estos recortes permiten destinar más dinero a las personas más desfavorecidas aquí, en nuestra tierra, por la crisis.



Aterrador, por cuanto tiene de marcha atrás en  el trabajo de sensibilización de la sociedad, en la Educación para el Desarrollo. Tras años invirtiendo esfuerzos precisamente en lo contrario, en mostrar y demostrar que lo que sucede tiene que ver mucho con lo que vivimos cada día y que todos tenemos una responsabilidad con quienes más sufren, aquí y allá. Claro, que lo fácil es intentar precisamente enfrentar a "pobres contra pobres". Qué mejor manera de intentar desviar la atención sobre lo verdaderamente importante...

No me queda sino pedir, por favor, a los Reyes Magos de Oriente, que traigan a nuestros gobernantes un poco de luz, de solidaridad, de responsabilidad, de sentido común, de creatividad... y que hagan algo antes de que sea demasiado tarde. Antes de que millones de personas vuelvan en 2014 a sentirse abandonadas, olvidadas, ignoradas.

Ruego por un 2014 verdaderamente SOLIDARIO, por justicia social, por responsabilidad. Que a pesar de la crisis y de la necesidad de apretarse el cinturón -gobiernos y ciudadanos- tengamos un corazón grande y generoso con nuestros hermanos más necesitados.

No permitamos que nadie muera sin atención ni compañía por nuestra indiferencia. No dejemos que nadie se pudra en un rincón de África, de América Latina, de Asia... sin que al menos hayamos intentado salvarles, a través de nuestros gobiernos -es nuestro dinero, al fin y al cabo- y de nuestro propio esfuerzo. Salvarles no, mejor dicho: echarles una mano para que ellos mismos salgan de la pobreza y del olvido. 

Señores Reyes Magos de Oriente: traigan luz, por favor, a quienes nos gobiernan y deciden sobre la ayuda al desarrollo. Para que no muera. Porque si lo hace, un parte de nosotros morirá también con ella.  




Renovando la SOLIDARIDAD

Ya estamos inmersos en un nuevo "curso". Escolar, político, económico, social... Atrás quedan ya el verano -no del todo aún, qué calor- y las vacaciones.

Toca volver al "tajo" y también toca renovar la solidaridad de todos con los más vulnerables. 


Aunque suene a tabarra, otra vez, qué pesada. 

Aunque hayan quienes se cansen de escuchar estos mensajes y prefieran mirar hacia otro lado.

Aunque estemos agobiados entre nuestras preocupaciones cotidianas y nuestro bolsillo mellado por la crisis, esta larga y horrible crisis.

Aunque a todos, yo la primera, nos cueste ser positivos, tener esperanza, sonreír y echar una mano a otros que lo están pasando aún peor...

Aunque nublados pensamientos intenten cegarnos para no ver la realidad de otros y sentimientos egoístas se empeñen en cerrarnos la boca y en empujarnos a meternos las manos en los bolsillos...

Da igual. No hay excusa. Nunca la hay para la solidaridad. Insisto. La solidaridad, bien entendida eso sí, es una de las mejores cualidades, capacidades y potencialidades del ser humano. Sin ella, no somos. 



SOMOS, como dice esa gran campaña ya conocida, cuando somos solidarios con otros, con el otro.

Con crisis o sin ella, toca renovar la solidaridad, una vez más, un curso más. 


Respiremos hondo, miremos al cielo y soñemos, sigamos soñando, con un mundo mejor. 

Porque OTRO MUNDO ES POSIBLE -y al final, de hecho, un mundo mejor para todos- si queremos.

Adelante.

Juntos SUMAMOS

Hace unos días se presentaba públicamente en Pamplona una iniciativa conjunta por parte de unas 150 organizaciones que agrupan el denominado “Tercer Sector Social de Navarra” y que incluye a 'entidades singulares' -que gozan de especial protección en nuestro país- como son Cáritas, Cruz Roja y ONCE, junto con varias redes sociales: la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social -en la que se integran ONG sociales como el Banco de Alimentos o Fundación Gaztelan, por citar algunas-; el CORMIN -personas con discapacidad, familiares y amigos-; la Coordinadora de ONGD de cooperación al desarrollo con los países más desfavorecidos; y la Plataforma Navarra del Voluntariado.

Representantes de todas estas organizaciones y redes comparecieron para reclamar a la Fundación Caja Navarra una Obra Social “fiel a los principios fundacionales” que tuvieron las cajas en sus inicios, en favor de los colectivos más vulnerables. También, para solicitar mejoras en el Fondo del 0,7% del IRPF, es decir, el que se obtiene cuando el ciudadano elige en su declaración de la renta la casilla para la Iglesia, los fines sociales o ambas cosas al mismo tiempo.

Junto a estos temas, importantes por supuesto, destaca especialmente la referencia pública, por primera vez, a un frente unido por parte del Tercer Sector Social, es decir, de la mayor parte de las ONG, organizaciones y redes sociales y solidarias que trabajan en la Comunidad foral por los más desfavorecidos, tanto de aquí como de los países del Sur.

Todo ello a pesar de las muchas diferencias que existen entre tantas entidades, como es lógico, tanto por cuestiones ideológicas como por diferentes estrategias de trabajo, así como volumen, funcionamiento, con presencia o no de profesionales, con o sin voluntarios... 

Es cierto que parece que se trata de un camino apenas iniciado y se desconoce cual será su evolución en el tiempo. No falta la incertidumbre de si ese frente común seguirá unido, al menos para ciertos temas de especial interés. Porque ahí reside la clave: que hay cuestiones prioritarias que unen a todas estas organizaciones y que son lo suficientemente importantes como para intentar superar aquellas otras que las separan.

Corren malos tiempos, los peores. La prolongación de la crisis económica que sufrimos desde hace ya seis años está golpeando muy duramente. Tanto a quienes ya se encontraban en situación delicada como a otras muchas personas y familias que se han visto abocadas al drama del paro, el fin de los subsidios, los desahucios, el tener que acudir a solicitar -por primera vez en su vida incluso- alimentos, ropa, dinero para pagar el alquiler o la hipoteca...

Al mismo tiempo, han ido adelgazando enormemente los presupuestos públicos, y con ello, no pocos servicios y prestaciones para todos los ciudadanos, incluidos los más vulnerables. 

Para colmo, lo mismo ha ocurrido con las organizaciones sociales y solidarias, que han visto reducida la financiación pública, al tiempo que tienen que atender más y más demandas de socorro de ciudadanos y familias en grave dificultad.


Por todo ello, no cabe duda de que una manera, quizá la única, de seguir hacia adelante, de sobrevivir y de ganar en definitiva, puede ser la de vía de sumar esfuerzos, de unir a un sector fragmentado y variado pero que ha realizado y está realizando una gran aportación a la sociedad.

Porque, ¿qué pasaría si, en esta terrible situación de ausencia de trabajo -incluso de nuevos puestos destruidos- y de recortes públicos, de pronto, organizaciones como Cáritas, Cruz Roja, asociaciones de discapacidad y dependencia, la Red de Lucha contra la Pobreza, el Banco de Alimentos y un largo etcétera dejaran de funcionar? 

¿Quién atendería a los miles y miles de ciudadanos -también niños y niñas...- agobiados, necesitados, machacados... por la falta de empleo, de prestaciones, de servicios... y además, no lo olvidemos, perseguidos por la desesperanza...?

Yo, al menos, no puedo imaginarme un escenario semejante. Creo que el caos total no ha llegado a nuestro país a pesar de la grave crisis porque, en primer lugar las familias y en segundo lugar las entidades sociales y solidarias -a veces, ya al revés-, están paliando sus efectos y evitando la fractura social. También las Administraciones, lógicamente, aunque con una debilidad cada vez mayor.

La pregunta es hasta cuándo podrá mantenerse este panorama si no empezamos a ver luz en el horizonte. Y pronto. Pero intentemos ser positivos. Y, por tanto, unamos esfuerzos.Seamos solidarios. 

Porque juntos sí podemos.


María Jesús Castillejo es periodista y Máster en Educación para el Desarrollo